Una bomba de tiempo que ya explotó

Por: Hugo Moreno Freydig

Durante décadas, la movilidad urbana de Hermosillo se ha construido en torno al automóvil, priorizando la velocidad y el paso libre para los conductores. Este modelo de desarrollo ha culminado en una crisis de seguridad vial: Hermosillo es actualmente la segunda ciudad con mayor cantidad de siniestros viales en México. En los últimos meses, los accidentes han dejado una lamentable secuela de personas heridas y fallecidas, evidenciando que esta “bomba de tiempo” ha estallado y ahora vivimos sus consecuencias.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), a través del segundo Plan del Decenio de Acción para la Seguridad Vial 2021-2030, ofrece una perspectiva clara para enfrentar esta situación: las muertes por siniestros de tránsito son prevenibles. En sintonía con este enfoque, la estrategia de seguridad vial llamada “Visión Cero” o “Sistema Seguro” plantea que ningún siniestro que cause lesiones graves o muerte es aceptable. No es culpa de la “cultura vial”, ya que la responsabilidad no debe recaer en las personas que circulan, sino en las autoridades, responsables de diseñar entornos seguros que protejan la vida de todas las personas, sin importar su modo de movilidad.

En Hermosillo, las calles se han concebido históricamente para permitir y hasta promover altas velocidades de conducción. Se han construido amplias avenidas, escasa infraestructura peatonal y la falta de alternativas seguras para ciclistas y usuarios del transporte público, favoreciendo un uso altamente predominante del automóvil.

La velocidad se ha convertido en un elemento determinante en la gravedad de los accidentes. Según la OMS, cada incremento de velocidad aumenta exponencialmente el riesgo de muerte, especialmente para peatones, ciclistas y motociclistas.

Frente a esta realidad, es fundamental cambiar la lógica urbana: la ciudad no debe facilitar la velocidad, sino proteger a quienes la habitan. Las calles deben ser diseñadas para reducir el riesgo de errores humanos, y cuando estos ocurran, las consecuencias deben ser mínimas.

Hermosillo necesita un rediseño de su infraestructura vial, siguiendo los principios de un sistema seguro. Esto implica crear calles que favorezcan velocidades moderadas en zonas urbanas, crear cruces peatonales seguros y accesibles a nivel de calle, ampliar las banquetas con inclusión de árboles que den sombra, y generar carriles exclusivos y protegidos para bicicletas.

Mejorar la infraestructura no solo reduce siniestros, sino que incentiva a las personas a caminar, usar la bicicleta o utilizar transporte público como principal medio de movilidad. Sin embargo, para que estas alternativas sean viables, la ciudad necesita invertir en una red de transporte público eficiente, segura y accesible.

Actualmente, el automóvil sigue siendo la opción más fácil para la mayoría de los habitantes de Hermosillo. La falta de transporte público confiable y la poca infraestructura para modos alternativos perpetúan esta dependencia.

Un enfoque integral de seguridad vial implica crear un entorno urbano donde los ciudadanos no necesiten recurrir al automóvil para cada desplazamiento. Esto requiere mejorar la Ley de Movilidad y Seguridad Vial del Estado de Sonora, además de actualizar y crear reglamentos que incentiven la movilidad sostenible y protejan a los más vulnerables en las calles.

El desarrollo de un reglamento actualizado para Hermosillo que priorice la seguridad sobre la velocidad es un paso urgente. Las sanciones deben ser claras y enfocarse en conductas de alto riesgo, como el exceso de velocidad y la conducción bajo los efectos del alcohol. Además, es necesario reforzar la vigilancia en puntos críticos y garantizar la transparencia en el uso de las multas para mejoras de infraestructura vial.

Los hechos recientes en Hermosillo muestran que el actual modelo de movilidad ya no es viable ni sostenible. La pérdida de vidas no puede seguir considerándose como un “costo inevitable” del desarrollo urbano. La ciudad tiene la responsabilidad de diseñar y gestionar un entorno seguro, donde todos puedan desplazarse sin temor a ser víctimas de un siniestro vial.

Adoptar una perspectiva de Sistema Seguro no es solo una opción, sino una obligación de ley para garantizar el derecho a la movilidad segura de todas las personas. El desarrollo urbano debe centrarse en reducir las velocidades, mejorar la infraestructura y ofrecer opciones de movilidad eficientes que reduzcan la dependencia del automóvil. Solo así Hermosillo dejará de ser una bomba de tiempo, para convertirse en una ciudad donde la vida y la seguridad de las personas prevalezcan.

El autor es Arquitecto, Maestro en Ciencias Ambientales y activista por la movilidad sostenible, accesibilidad universal y seguridad vial. Cofundador del despacho de urbanismo y arquitectura: UrbanDot.mx. Integrante de la Mesa de Movilidad de HCV.

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