Termometro -vs -termostato

Por:  Julián Armando García Astiazarán

La diferencia entre estos es que el primero mide un síntoma; el segundo, basado en esa información, genera una acción para eliminar la causa. En la búsqueda de seguridad vial y movilidad expedita, las autoridades y sociedad civil seguimos actuando solo como termómetros. ¿Por qué? porque lo que medimos nos da información que no sabemos o no podemos utilizarpara impactar en la medida que debemos cambiar. La infraestructura vial (las condiciones físicas de las calles y su entorno), son una excelente área de oportunidad para que, al medir sus riesgos, se generen acciones para evitarlos.

Ahora bien, la medición de riesgos en la infraestructura debe culminar con una auditoria vial (documento que propone adecuaciones físicas en las calles para evitar dichos riesgos). Dije antes que tenemos información que no sabemos o no podemos utilizar, al respecto comento, si esa auditoría es realizada con base técnica y científica por un experto en la materia, entonces SI SABEMOS, pero si lo propuesto en la auditoria no se hace, entonces NO PODEMOS.  La aplicación de la ley y estrategia estatal de movilidad y seguridad vial es la única manera de que logremos saber y poder, la ley debe dar crédito a las propuestas de auditores viales certificados o de expertos con probada competencia, y canalizarlas para su obligada atención a quien corresponda.  

Por otra parte, si queremos que esto sea una prioridad, debe tener una partida presupuestal específica, (un argumento incuestionable para que la autoridad competente no ejecute lo propuesto en una auditoria vial es señalar que NO HAY PRESUPUESTO), es necesaria pues la asignación de una partida en el presupuesto estatal, para que un presidente municipal, con una auditoría vial oficial validada por el Instituto de Movilidad y Transporte para el estado de Sonora (IMTES), pueda acceder a ese recurso.  Por otra parte, es innegable que la seguridad de las calles no solo depende de sus condiciones físicas, sino también de la forma en que se opera (es decir de la conducta de usuarios, pero también de operadores), de ahí la necesidad de que los usuarios acatemos la ley, y que los municipios participen competentemente en la operación (donde de manera especial se incluye precisamente la vigilancia del cumplimiento de la ley).

Actualmente, se apuesta más a la sensibilización y capacitación, lo que difícilmente cambiará conductas (sobre todo si son hábitos), se deben priorizar la vigilancia y una infraestructura perdonadora (es decir, calles que contemplen como constante el error humano, y físicamente disminuyan sus consecuencias), eso impactaría a corto plazo (en no pocos casos de inmediato), para evitar conductas de riesgo.  Aclaro, la capacitación es necesaria, pero sin vigilancia y calles seguras, no será aprovechada. Capacitar y sensibilizar es como sembrar una semilla, vigilar y tener calles seguras es como regarla. Concluyo asegurando que la infraestructura vial, si bien puede no ser la causa central de los accidentes, puede evitarlos, al final la razón última de un accidente es que los participantes no se vieron a tiempo para evitarlo, eso, está directamente relacionado a las obstrucciones visuales, lo que a su vez solo se soluciona con la infraestructura.Ya tenemos una ley estatal de movilidad y seguridad vial, usuarios y autoridad a cumplirla y el Estado a hacerla cumplir.

El autor es Arquitecto, ex director de vialidad en SPM del municipio de Hermosillo, ex coordinador estatal de prevención de accidentes y ex secretario técnico del COEPRA, secretario técnico de Sonora Sin Víctimas de Violencia Vial AC, auditor vial certificado por el CONAPRA, investigador de accidentes de tráfico (taller de la universidad de Sevilla),  asesor en proyectos de infraestructura y modelos de intervención operativos al servicio de la movilidad y miembro de la red Hermosillo ¿Cómo vamos? Correo movilidad-urbana@hotmail.com

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