La gestión integral del agua en el paisajismo urbano

Por:  María Magdalena Bernal Grijalva

La migración de los entornos rurales hacia las ciudades cada vez es más acelerada, proyecciones de organismos internacionales como la ONU estimaron que en el 2014 el 54% de la población residía en entornos urbanos y se proyectó que para el 2050 esta cifra sería aproximadamente del 66%. Sin embargo, los datos de México nos cuentan otra realidad, ya que en el 2010 el 77.8% de la población ya residía en entornos urbanos y en el último censo de población del 2020 nos pudimos dar cuenta que este porcentaje incrementó moderadamente al 79%.

Las proyecciones de la ONU representan un gran reto debido al impacto que tendrán las ciudades en cuanto a la administración de sus recursos y el impacto ambiental. México se encuentra por encima de estos datos, lo que representa grandes desafíos ya que actualmente se está ejerciendo una gran presión sobre el suelo urbano, desencadenando distintos problemas sociales, ambientales y de infraestructura, lo que conlleva una gran carga para los gobiernos.

Entre los retos que tienen que afrontar los gobiernos es el suministro de agua en las ciudades, lo anterior representa un gran desafío sobre todo en ciudades como Hermosillo, la cual se caracteriza por tener clima árido, con bajas precipitaciones y altas temperaturas, además de acuíferos en veda. Por lo anterior la gestión integral del agua urbana recobra un papel fundamental en el desarrollo de las ciudades, ya que sin el recurso hídrico el crecimiento de estas se encuentra frenado, además de impactar directamente en el desarrollo sostenible afectando directamente a las comunidades más vulnerables.

De tal manera que la planificación urbana es uno de los elementos claves para la correcta gestión de dicho recurso, y aunque no parezca, las áreas verdes son fundamentales en las ciudades y más en las desérticas por el sin fin de beneficios ambientales que proporciona con la reducción de temperatura, control del polvo, infiltración de agua. Pero el manejo del recurso hídrico para el diseño, mantenimiento y conservación de estas áreas debe de ser considerado en programas de gobierno, ya que un mal diseño o gestión de estas áreas impacta significativamente en la cantidad de agua que estas necesitan para sobrevivir.

Durante décadas el paisajismo que se desarrolló en Hermosillo no correspondía al de una ciudad desértica ya que tanto camellones, parques, plazas, jardines privados y en banquetas podíamos observar extensas áreas con pastos acompañados de árboles como yucatecos, benjaminas, árboles del fuego, naranjos, ceibas y recientemente comenzaron a proliferar los neems y olivos negros este último promovido erróneamente con árbol de bajo consumo hídrico.

No obstante, la vegetación mencionada anteriormente (también conocida como exótica e introducida) no corresponde al patrón de reforestación que debiese estar presente en una ciudad como la nuestra ya que su requerimiento hídrico es abundante sobre todo los primeros años, además algunas de las especies mencionadas anteriormente son propensas a adquirir el hongo de la pudrición texana enfermedad que los afecta severamente y puede ocasionar su muerte.

Ciudades desérticas como Las Vegas, Phoenix y Tucson han tomado cartas en el asunto y han implementado políticas públicas amigables con su entorno como la implementación exclusiva de especies nativas y de bajo consumo hídrico, además han realizado políticas dónde a través de incentivos económicos invitan a la población a reemplazar sus jardines con césped por paisajes desérticos, además de tener programas de capacitación para profesionales del paisajismo donde se les enseña la adecuada gestión de la vegetación entornos urbanos, así como cursos de cosecha de agua.

Por el contrario, aunque académicos y colectivos han realizado trabajos de difusión y concientización acerca de la vegetación adecuada para Hermosillo, recientemente varias personas que viven en fraccionamientos del poniente me han hecho comentarios acerca de las grandes cantidades económicas que pagan por consumo de agua para el mantenimiento del césped en sus cerradas. La intención no es satanizar el césped, si no la gestión adecuada del agua, se pueden mantener grandes áreas de césped, pero se recomienda que este sea regado con agua tratada y en caso de que sea complicado, recomendaría reemplazarlo por el diseño profesional de áreas verdes de bajo consumo hídrico.

La autora es Ingeniera Civil, Maestra en Gestión Integral del Agua, candidata a Doctora en Ciencias Sociales, voluntaria de colectivos ambientalistas y miembro de la Red HCV.

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