Más allá del romanticismo del derecho humano al agua

Por: Antonio Cáñez Cota
La nueva Ley General de Aguas en México, que todo parece indicar que está próxima a aprobarse en el Congreso de la Unión, tendrá como propósito el promover la garantía al derecho humano al agua potable y saneamiento mediante la distribución de competencias entre la federación, los estados, los municipios, y la participación ciudadana. Esta última es la que quiero que analicemos juntos, para lo que enlistaré cinco ideas falsas, con el fin de que cada uno de los lectores haga sus propias conclusiones.
- El agua es un derecho, por lo tanto, debe ser gratis. El derecho humano no significa gratuidad. Es común escuchar entre nuestros conocidos la idea de que el derecho al agua significa que el servicio deba ser gratis. Esto es falso. Lo que sí debe hacer el gobierno es identificar los casos en los cuales algunas personas en situación vulnerable destinan una parte importante de sus ingresos al pago del servicio. El gobierno debe apoyar a esas personas específicas que se encuentran en una situación económica extrema desfavorable.
- Yo no cuido el agua porque la pago. Es importante reconocer que el agua es un bien que debe ser cuidado y no por el hecho de pagarlo se debe desperdiciar. En otros países han implementado tarifas que castigan un uso desmedido del servicio, por lo tanto, entre más se consume más se paga por metro cúbico utilizado.
- Lo echo al drenaje. Un servicio que no apreciamos a simple vista es el drenaje y saneamiento de las aguas residuales municipales. Un caso común es que la red de drenaje se colapse por “tapones” de desechos no permitidos, como las toallitas húmedas. Esta situación ocasiona gastos extraordinarios e inconvenientes al estar las aguas residuales expuestas en las calles.
- No pagues el agua, luego dan descuentos. En alguna ocasión nos ha tocado escuchar a alguien que dice que no paga el agua, porque luego dan descuentos a los deudores. El pago por el servicio de agua es una responsabilidad de los ciudadanos, por lo que debemos estar dispuestos a cubrir ese pago y, al mismo tiempo, ahorrar agua para pagar menos. Por ello es importante contar con medidor en la vivienda.
- El agua no se va a acabar. Somos una generación que hemos crecido con la comodidad de abrir la llave y que salga agua. Nuestros abuelos no tuvieron la misma suerte y tuvieron que desarrollar prácticas para almacenar y acarrear agua para consumo doméstico.
Es cierto que existen colonias en las que existe un servicio de agua intermitente y donde existen tandeos. Si Usted tiene la fortuna de que no le haga falta el agua en su vivienda siéntase privilegiado, porque existen millones de personas en el mundo que carecen de ese servicio. Es cierto también que el uso de agua en la agricultura representa alrededor del 80% de su uso en México y Sonora, y que los organismos operadores deben ser más eficientes en la prestación del servicio. No obstante, lo que nos toca como ciudadanos es participar en su uso adecuado. Es urgente que como ciudadanía tengamos mejores prácticas en el uso del agua. No es mi intención poner este tema sobre la mesa y que parezca “cliché” ni algo políticamente correcto. No pretendo tampoco parecer alguien con superioridad moral que señala con un dedo flamígero a los que desperdician el agua. Lo que intento es llamar la atención para que seamos más conscientes con el desafío hídrico que se avecina, tanto a nivel mundial como en las comunidades donde vivimos. Las nuevas generaciones están siendo instruidas en los centros educativos acerca de este problema, lo que nos toca como adultos es fortalecer ese cuidado del agua, con nuestro ejemplo, para que se haga un hábito.
El cuidado del agua no es una idea romántica para ser políticamente correctos, sino que representa una estrategia comunitaria clave para enfrentar las profundas crisis hídricas que se avecinan. Desgraciadamente, las sociedades que han desarrollado una mejor cultura del agua son las que se han enfrentado a escasez profunda y permanente, donde el aprendizaje ha venido por medio del “shock” producido por la falta de agua. Tengo esperanzas de que podamos mejorar nuestra cultura del agua antes de que nos llegue el día cero o que debamos vivir con menos agua de la que estamos acostumbrados.
El primer elemento que debemos priorizar es la concientización. Lo ideal es utilizar la menor agua posible, cuando la utilicemos hagámoslo con pudor. Cerrar la llave del agua mientras nos cepillamos los dientes, si lavamos el automóvil en casa hacerlo, de preferencia con balde. Si esperamos a que salga agua caliente poner un balde para reutilizarlo en lavar la banqueta u algún otro uso. Esto no resolverá el problema del agua a nivel mundial, pero nos hará una sociedad justa con el medio ambiente, más consciente, con mejores prácticas, más resiliente ante inminentes crisis hídricas que se avecinan. Si los ciudadanos somos responsables y cuidamos el agua seremos más exigentes con nuestras autoridades. Hagamos esto para mejorar como seres humanos y dejar una buena enseñanza a nuestros hijos, sobrinos, y nietos.
El autor es Doctor en Política Pública. Profesor-Investigador en El Colegio de Sonora. Integrante de la Mesa de Agua de HCV.
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