Fin de año, fin de malas decisiones

Por: Yolanda Butrón Valencia
En 2020, México se convirtió en la primera nación en declarar el acceso a la movilidad segura un derecho humano y, dos años después, aprobó la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial para proteger a las personas, reducir siniestros, promover modos de viaje sustentable. Con este mandato constitucional, sus calles deberán diseñarse con el objeto de priorizar los modos de transporte público y la seguridad de peatones y ciclistas.
La ciudadanía hermosillense al fin parece haber tomado conciencia de que, los problemas de transporte y movilidad no solo se manifiestan en una gran cantidad de ámbitos, sino que con el paso de los años ha adquirido mayor severidad, tanto en el aumento de la demanda de transporte y de los siniestros que han traído como consecuencia, del ingreso y legalización de autos “chocolate” aumentando el parque vehicular, así como incrementos en la congestión, demoras, accidentes, muertes y problemas ambientales. Últimamente es el tema más frecuente de conversación: “el tráfico”, pero ¿qué estamos haciendo como ciudad para remediar este mal y sobre todo para mejorar la calidad de vida de nuestros habitantes?
Lo que se escucha recurrentemente es que hacen falta más vías, carriles, pasos a desnivel, segundos pisos, etc., muchas de esas obras que requieren mucho recurso, poca transparencia y mucho tiempo para llevarse a cabo, cualquier persona que haya viajado a Ciudad de México sabrá que esas obras de infraestructura poco o de nada sirven para mejorar la movilidad y el tráfico de las personas, es la conocida demanda inducida que provoca que más usuarios quieran tomar esta vialidad por ser más rápida, pero que solo la hace más deseable para más usuarios y terminan congestionándola, en fin, un cuento de nunca acabar. Por décadas se ha privilegiado el uso del automóvil como un símbolo de estatus, de poder adquisitivo y también como una forma en que el gobierno se ha lavado las manos y no ha ofrecido un sistema de transporte público eficiente, seguro, accesible y de calidad que permita que los usuarios no tengan necesidad de poseer un auto o de sufrir en un transporte atestado o que no llega a tiempo.
Un sistema integral de transporte es justo lo que Hermosillo necesita para ser una ciudad más competitiva, más humana, más sustentable y deseable para vivir, que atraiga más inversión y empresas a esta ciudad, ¿cuántas inversiones no llegaron a concretarse simplemente porque las empresas tienen que recurrir a contratar transporte de personal solo para que sus empleados lleguen a tiempo?
En cambio, ¿Qué sería de nosotros si pudiéramos transportarnos en un sistema de bicicletas públicas para ir a la escuela y/o el trabajo en una ciclovía confinada y segura, acompañada de una muy amplia banqueta arbolada que nos invitara a utilizar más los pies y menos el auto?
Qué tal si tuviéramos la opción de un transporte público que pase a tiempo, que nos ofreciera seguridad, comodidad, accesibilidad en cada viaje y no solo en algunas unidades o para algunos usuarios, a qué destinarías todo ese recurso si no tuvieras que gastar en tu auto ( tenencia, placas, gasolina, mantenimiento, llantas, seguro, etc.).
Hermosillo es una ciudad mediana que está muy a tiempo de no cometer los errores de otras ciudades de mayor población, porque al priorizar la movilidad vehicular solo seguimos siendo parte de un ciclo sin fin de demanda, siniestros, falta de espacio, congestión, emisiones, por eso es que se deben de ofrecer otras opciones de movilidad, si todos nos movemos en auto particular no importa cuantas vialidades existan, el tráfico siempre será el mismo, como decían Julio Cesar y Napoleón: ”Divide y vencerás.”
La autora es miembro del Colectivo Bukis a la Calle e Integrante de la mesa de movilidad HCV.
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