Desafíos y oportunidades en la mejora regulatoria en Sonora

Por: Roberto Curiel Rivera

El entorno económico de Sonora se perfila con un horizonte prometedor, impulsado por el fenómeno del nearshoring que está trayendo oportunidades sin precedentes a nuestro estado. Sin embargo, para capitalizar plenamente este escenario, es crucial que enfrentemos con determinación uno de los mayores retos que se presentan ante las cámaras y colegios de profesionistas: la implementación efectiva de una estrategia de mejora regulatoria que nos permita competir en este nuevo contexto.

El nearshoring ofrece una oportunidad única para posicionar a Sonora como un hub estratégico en la cadena de suministro global, pero para capitalizar esta oportunidad, es imprescindible que nuestras instituciones estén preparadas para responder con rapidez y flexibilidad a las exigencias del mercado. La sobrerregulación sigue siendo uno de los principales obstáculos para la competitividad de nuestro estado. Los procesos administrativos engorrosos y la falta de armonización entre los diferentes niveles de gobierno no solo ralentizan el avance de proyectos clave, sino que también desincentivan la inversión. La duplicidad de trámites, la burocracia innecesaria y la falta de claridad en los procedimientos son barreras que, lejos de resolverse con la digitalización, requieren de una reingeniería regulatoria que elimine redundancias y simplifique el cumplimiento normativo.

Sin embargo, uno de los mayores desafíos que enfrentamos es la resistencia al cambio por parte del aparato gubernamental en sus tres niveles: municipal, estatal y federal. A pesar de los esfuerzos por modernizar y digitalizar los procesos, la realidad es que esta transformación no resuelve de facto el problema de la sobre regulación de trámites. De hecho, en muchos casos, la digitalización ha trasladado las barreras burocráticas del papel a la pantalla, sin abordar las raíces de la ineficiencia. Esta desconexión genera duplicidades, inconsistencias y falta de claridad en los requisitos y procedimientos, lo que dificulta aún más el cumplimiento normativo. Por ello, propongo que, desde nuestras cámaras y colegios de profesionistas, impulsemos la creación de mesas de trabajo interinstitucionales en las que participen representantes de los tres niveles de gobierno. Estos espacios deben tener como objetivo armonizar las normativas y procesos, garantizando que la digitalización se convierta en un catalizador para la mejora regulatoria, y no en una simple traslación de problemas.

De igual manera, la resistencia al cambio también se refleja en la falta de voluntad política para realizar reformas profundas. La inercia burocrática, alimentada por años de procedimientos establecidos, es uno de los mayores retos que debemos superar. Es necesario que, como gremio, ejerzamos una presión constructiva para que las autoridades comprendan la importancia de una mejora regulatoria real, que vaya más allá de la simple modernización tecnológica. Debemos ser proactivos en la presentación de propuestas que no solo identifiquen los problemas, sino que ofrezcan soluciones concretas basadas en las mejores prácticas internacionales y adaptadas a la realidad local.

Dicho lo anterior, es fundamental que entendamos que la digitalización es solo una herramienta, no una solución por sí misma. Si no se acompaña de una verdadera revisión y simplificación de los marcos regulatorios, corremos el riesgo de perpetuar un sistema en el que los trámites siguen siendo excesivamente complejos, redundantes y, en última instancia, un obstáculo para el desarrollo económico. En este sentido, la digitalización debe ir de la mano de una desregulación inteligente, que elimine las barreras innecesarias y permita que los profesionistas podamos desempeñar nuestro trabajo con mayor agilidad y eficacia.

Es aquí donde las cámaras y colegios de profesionistas tenemos un papel crucial que desempeñar. Como expertos en nuestros campos, debemos ser los principales promotores de un cambio real en la manera en que se gestiona la regulación en nuestro estado, conocemos de primera mano los retos que enfrentan nuestros colegas al interactuar con la administración pública. Esto implica no solo participar activamente en los procesos de consulta pública, sino también colaborar estrechamente con el gobierno para identificar y eliminar aquellas regulaciones que ya no responden a las necesidades actuales del mercado.

Finalmente, es crucial que mantengamos un diálogo abierto y constante con las autoridades. Solo a través de la colaboración podremos superar la resistencia al cambio y avanzar hacia una verdadera mejora regulatoria que beneficie tanto a los profesionistas como a la sociedad en su conjunto. Estamos en un momento histórico en el que Sonora tiene la oportunidad de consolidarse como un polo de desarrollo económico en el contexto del nearshoring. Para lograrlo, es imprescindible que nuestras cámaras y colegios de profesionistas lideren el camino hacia una regulación más eficiente, moderna que nos permita enfrentar con éxito los retos del futuro.

El autor es Arquitecto por el ITESM. Presidente del Colegio de Arquitectos de la Cd. de Hermosillo (2022-2024). Miembro de la Comisión Intersecretarial para la Atención y Protección de Personas con Autismo del Estado de Sonora.

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