Los grandes retos de la educación en Sonora
Por: Sergio Tadeo Leyva Fimbres
En el marco de las reuniones de trabajo convocadas por Hermosillo, ¿Cómo Vamos?, A.C. para la creación de la tercera Agenda Ciudadana de Políticas Públicas, denominada Agenda HMO 2024, se han abordado diversos temas, pero un servidor se centrará en el tema educativo.
En una de estas reuniones, el sector empresarial comentaba los problemas que actualmente tienen con los recién egresados del sistema educativo superior, en temas de competencias blandas y conocimientos; mientras que las instituciones de educación superior (IES) esbozaban sus planes de equipamientos de laboratorios y centros de innovación, diseño de nuevos módulos de especialidades o de actualización de planes de estudios.
Todos los comentarios por las IES tenían la finalidad de desarrollar las competencias y conocimientos de sus estudiantes, generando con esto un capital humano de alta especialidad. Sin embargo, ninguna tocó dos temas importantes: (1) capacitación de la planta docente (academia) y, (2) generación de estrategias para impulsar el pensamiento analítico y solución de problemas complejos en los estudiantes.
Estimado lector, me explico con un proyecto STEM en el cual colaboro como consultor del mismo: desarrollamos las competencias blandas (pensamiento crítico, analítico y la capacidad de solucionar problemas complejos) en los participantes por medio del área de conocimiento de metrología dimensional y tolerancias (GD&T) aplicado en el campo de las matemáticas. Se emplea un examen diagnóstico de conocimientos generales en matemáticas, trigonometría, estadística entre otros, y el promedio de calificación general es de 18.56 sobre 100, en más de 200 estudiantes; al finalizar la capacitación de alto nivel, se vuelve a aplicar un examen final y los resultados aumentan considerablemente. Mientras que, mi pronóstico -personal-, en el promedio de calificaciones de éstos en las IES no debe ser menor a 80 sobre 100.
¿Por qué estas calificaciones en dos escenarios tan distintos?, esto implica deficiencias que persisten en muchos casos, lo que plantea interrogantes sobre la efectividad de los métodos educativos actuales y la necesidad de un enfoque más innovador y tecnológico. Este tema lo trataré en un posterior artículo.
Hoy me centraré en los grandes retos que actualmente tiene la academia: primero, la necesidad de formar a los docentes en competencias blandas, innovación y habilidades tecnológicas antes de transmitirlas a los estudiantes. Otro desafío es generar estrategias y acciones que permitan un mejor rendimiento académico en sus estudiantes, pero sin olvidar los instrumentos para medir estos resultados –“lo que no se mide, no se puede mejorar”–. Una tarea adicional es generar las tácticas respectivas para la adquisición de equipamientos y software así como los financiamientos correspondientes, con el objetivo de lograr los mayores beneficios de los mismos. Recordemos que en el caso de las IES públicas, el gobierno no tiene la capacidad económica para solventar al 100% estas situaciones.
Actualmente la academia -en términos generales- está trabajando en un sistema híbrido de educación, donde la tendencia es seguir con la aplicación de exámenes y trabajos, los estudiantes reciben el contenido de la clase escuchando al docente, replican la información tomando notas y estudiando, y responden lo memorizado en la evaluación, y se ha integrado de forma básica las TIC’s en el proceso enseñanza – aprendizaje. ¿Cuál es el gran desafío ante esta situación?, la transición hacia la Educación 4.0; ésta se vislumbra como un paso fundamental en este proceso, integrando recursos físicos y digitales para abordar los desafíos presentes y futuros de la sociedad, fomentando el aprendizaje autónomo y enfatizando las habilidades tecnológicas y blandas del estudiante, adquiriendo el conocimiento por medio de aprendizajes basados en proyectos, entre otros.
Volviendo al tema de inicio, en las mesas de trabajo que tuvimos, se habló de articular una real vinculación industria – academia, pero nadie esgrimió ninguna, tampoco era el momento para hacerlo. La colaboración efectiva entre estos dos actores se presenta como una pieza clave para el éxito de los estudiantes.
El reto es muy grande, pero no imposible. Esto es un trabajo entre el sector empresarial y educativo, donde el eje central sea el estudiante desarrollando su potencial, no sólo con la finalidad de integrarse al sector productivo sino también que tenga una calidad de vida mejor que la de nosotros. No debemos olvidar al gobierno, porque éste crea las políticas correspondientes con el objetivo de lograr el éxito en mediano plazo.
Estimado lector, créame que esta es una labor titánica; la cual se debe de emprender a la brevedad porque no sólo está en juego el futuro de nuestros jóvenes sino también de nuestro Sonora y México. Me despido con una frase de John Dewey, “La educación no es preparación para la vida; la educación es la vida en sí misma“.
El autor es docente adscrito al departamento Metal Mecánica del TecNM® Campus Hermosillo (ITH) y miembro activo de la Red Hermosillo ¿Cómo Vamos? Correo electrónico: sergio.leyvaf@hermosillo.tecnm.mx
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