El “Plan México” y su impacto en la sostenibilidad urbana

Por: Guadalupe Peñuñuri Soto
“La ciudad no es el problema, es la solución, y es en ella donde la batalla por la sostenibilidad será ganada… o perdida”. Jaime Lerner
Recientemente la Presidenta Claudia Sheinbaum presentó 18 programas y acciones del “Plan México” para el fortalecimiento de la economía y el bienestar. Con ello se busca dar un mensaje al país y al mundo, de que México es un lugar seguro para la inversión, además de fortalecer el mercado interno, aumentar la soberanía alimentaria y energética, incrementar la producción nacional y disminuir la incertidumbre que representa la dependencia de mercados globales.
Entre los programas y acciones presentados se encuentran el acelerar proyectos de obra pública en 2025 y la construcción de viviendas, la creación de 15 Polos del Bienestar y al menos 100,000 empleos, así como una mayor inversión para investigación científica y tecnológica.
Las ciudades son “incubadoras” de innovación y creatividad, base de la competitividad de las economías urbanas, donde fluyen nuevas ideas y la diversidad de sus habitantes converge generando prosperidad.
Al ser las ciudades motores del crecimiento económico y generación de empleo, enfrentan al mismo tiempo el reto de desvincular su prosperidad económica del consumo desmedido de recursos y sus repercusiones negativas en los ámbitos medioambientales y sociales.
El Plan México tiene el potencial de convertirse en un poderoso agente positivo de cambio, si se gestiona de manera holística e integrada con base en el desarrollo sostenible, en sus dimensiones medioambientales, sociales, culturales y económicas.
Para ello se requiere que los proyectos de obra pública, el crecimiento del sector industrial y la construcción de vivienda anunciados, sean congruentes con los planes municipales de desarrollo urbano, evitando con ello la expansión desordenada, y de manera especial la ocupación y deterioro de zonas de valor ecológico y de agricultura periurbana.
Debemos también asegurar la garantía de no repetición de modelos de desarrollo urbano insostenibles del pasado, transitar hacia nuevos paradigmas de crecimiento más ecosistémicos, con una estructuración social más cohesiva y un metabolismo circular que busque la autosuficiencia, ciudades ya no sólo sostenibles, sino restaurativas y regenerativas de su entorno.
La construcción de 180,000 viviendas para 2025, como parte del millón de viviendas para todo el sexenio, debe ser gestionada atendiendo la sostenibilidad multidimensional y un desarrollo urbano circular y resiliente, más equilibrado y socio-espacialmente más justo, compacto y mixto en usos, con una movilidad más sustentable y menos dependiente del vehículo privado, con procesos de renaturalización urbana que restauren el ciclo hidrológico natural, con estrategias de infraestructura verde/azul que contribuyan a la resiliencia urbana y la capacidad de las urbes de resistir, absorber, adaptarse y recuperarse ante amenazas que hoy van más allá del cambio climático.
Es el momento de cambiar paradigmas arraigados en el tradicional modelo urbano expansionista y cumplir la principal función del urbanismo, que es la de acabar con las desigualdades socio-espaciales de la ciudad hoy fragmentada, valorar procesos de regeneración urbana de zonas consolidadas y transitar hacia el cambio conceptual del criterio de viabilidad económica, por el de sostenibilidad económica.
En última instancia, y parafraseando a Jaime Lerner, la batalla por consolidar la sostenibilidad del “Plan México” será ganada… o será perdida en las ciudades.
La autora es arquitecta por el Tecnológico de Monterrey, especialista en Planeación Estratégica Urbana, directora ejecutiva de RPS Sociedad Creativa.
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