Alternativas agrícolas “innovadoras” ante la sequía

Agricultura ecológica – regenerativa

Por: Karina López Ivich

Es imposible escuchar los datos de sequía en el Estado, y no pensar en sus efectos en la producción agrícola, siendo la agricultura el mayor consumidor de agua en el estado (y en el País, 75% de las aguas nacionales concesionada a la agricultura). Es necesario abordar el tema del uso del agua en la agricultura, para evitar la desertificación, salvar la agricultura, frenar la subida del precio de los alimentos, y un tema de suma relevancia, la soberanía alimentaria en la región. Entiéndase “soberanía alimentaria” como el derecho a contar con alimentos de buena calidad, accesibles para todos y producidos regionalmente, con métodos ambientalmente amigables.

Cuando escuchamos los planes de lucha contra la sequía en la agricultura, es común escuchar sobre la construcción de nuevos embalses, trasvases de agua, eficiencia del riego y revisar concesiones de agua. Lo cual es importante, sin embargo, falta poner atención a dos factores más relevantes: 1. La protección del ecosistema como el gran generador del agua, y 2. El suelo, siendo este el más eficiente “embalse” de agua en la agricultura. Tanto el ecosistema como el suelo han ido perdiendo su función de generación y de retención de agua, debido principalmente a las practicas extractivas-destructivas del ecosistema, la deforestación, y las prácticas de agricultura industrial. Son muchos los efectos negativos que genera la agricultura industrial, tales como la erosión de suelos, pérdida de nutrientes y materia orgánica en el suelo, contaminación del agua con el uso de agroquímicos, agotamiento de las fuentes de agua, destruir hábitats naturales, emisiones de gases de efecto invernadero, etc. además de efectos negativos en la salud humana. Este deterioro del medio ambiente causa un efecto negativo circular, ya que a su vez afecta la producción sustentable de alimentos.

La buena noticia, es que en ambos casos estos procesos se pueden revertir, y la regeneración del ecosistema y de los suelos es posible. La agricultura regenerativa, o ecológica, es una solución que ya está dando resultados muy positivos y alentadores en muchas partes del mundo, incluyendo México, y Sonora no debe de ser la excepción.

Pongo entre “comillas” cuando hablo de alternativas agrícolas “innovadoras” debido a que muchas de las practicas han sido utilizadas, sin embargo, fueron perdiendo su uso debido a la proliferación de agroquímicos y prácticas industriales, sin embargo, en deterioro al medio ambiente y la salud humana.

Entre los principios y prácticas más comunes de la agricultura regenerativa, muchas de ellas ya conocidas por los agricultores, se encuentran:

  1. Minimizar la alteración del suelo, a través de eliminación del tratamiento mecánico y físico del campo, es decir, mínimo o no arado del suelo.
  2. Mantener cobertura en el suelo, utilizar cultivos de cobertura durante todo el año.
  3. Rotación de cultivos, agrosilvicultura, silvopastoreo y agroforestación.
  4. Incorporación del ganado a la producción de cultivos.
  5. Preservar las raíces vivas de los cultivos perennes.
  6. Minimizar el uso de insumo químicos, aplicación precisa de insumos biológicos y químicos.
  7. Ganadería con rotación y pastoreo dirigido.  

Es cierto, que la transición a estas prácticas requiere tiempo, conocimiento, y en ocasiones una inversión inicial adicional. Sin embargo, una vez pasada la curva de aprendizaje y la etapa transitoria, los beneficios, tanto en la rentabilidad y la producción agrícola, como los beneficios ambientales y en la calidad de los alimentos, son notorios: mejoran la productividad agrícola, reducen costos, mejoran las condiciones ambientales, apoyan a la lucha contra el cambio climático, y mejoran la calidad de alimentos, y son una solución eficaz ante la sequía y la soberanía alimentaria regional.

Los beneficios ante la sequía son cruciales. Los suelos regenerados, con raíces, insectos, microorganismos, hongos, biodiversidad, actúan como una esponja que retiene el agua, multiplicando la retención de agua y la fijación de nutrientes. Además de retener el agua, generan humedad ambiental que baja las temperaturas y que a gran escala puede atraer lluvias. El 40% ciento de las precipitaciones que recibimos provienen del vapor de agua que expulsan las plantas, el llamado ciclo corto del agua. Con el uso de las practicas regenerativas, en lugar de emitir CO2 y evaporar el agua, capturamos CO2, retenemos el agua y regeneramos nuestra tierra. Ya hay ejemplos de cómo la regeneración a gran escala puede restaurar el ciclo del agua.

Son muchas las evidencias y los testimonios de agricultores que dicen “estamos viendo que la finca está cambiando, que el suelo está cambiando, que hay más biodiversidad, que económicamente es mucho más viable y por lo tanto no hay vuelta atrás, se ahorra un dineral en agroquímicos y se resiste mejor a la sequía, por cada 1% de materia orgánica que aumentamos el suelo retiene hasta 160,000 litros de agua más por hectárea, incluso estamos recuperando antiguos manantiales que ahora se mantienen todo el año con agua” (ver video: La sequía puede ser nuestra gran oportunidad para la regeneración).

Sociedad y gobierno debemos impulsar una transición agrícola rápida hacia la agricultura ecológica, regenerativa a gran escala, en la que ganamos absolutamente todos, con la excepción de la industria agroquímicas. Trabajar con la naturaleza y no en contra de ella es la única forma de seguir produciendo alimentos en tiempos de sequía y caos climáticos.

Comparto algunas ligas con más información y evidencia: Agricultura convencional Vs Regenerativa. ¿Quién gana?, Guía para la Agricultura Regenerativa (Europa), Regeneration Canada,  Ganadería Regenerativa (Mexico), Agricultura sostenible (Mexico), México: la agricultura regenerativa aumenta las cosechas y restaura la naturaleza,

La autora es  Directora de IAMM A.C. M.S C. en Ingeniería Ambiental de la Universidad de Guelph (Canadá) y M.A. en Economía Ambiental en Políticas Públicas (ITESM). Cursa doctorado en Sustentabilidad Ambiental en la Universidad de Ottawa y es Investigadora de Smart Prosperity Institute, donde liderea el proyecto de Ruta Crítica para agricultura regenerativa para Canadá.  Es integrante de la Red Hermosillo ¿Cómo Vamos?

Las opiniones expresadas en los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores y no reflejan necesariamente el punto de vista de Hermosillo ¿Cómo Vamos?. Valoramos la diversidad de perspectivas y fomentamos el diálogo abierto en nuestra plataforma para enriquecer el debate público.