Seguridad alimentaria en Sonora y el cambio climático
Por: Glenda Gutiérrez Silva
La seguridad alimentaria mundial se está estabilizando lentamente tras las crisis desencadenadas por la pandemia de COVID-19 y la invasión de Rusia a Ucrania. Sin embargo, la recuperación económica global sigue siendo frágil, afectada por una elevada inflación, políticas monetarias restrictivas y fenómenos meteorológicos extremos. En este contexto, Sonora enfrenta un desafío ante el cambio climático para garantizar la seguridad alimentaria de su población.
En 2023 y parte de 2024, México experimentó uno de los años más cálidos y secos desde 1941, con una precipitación de lluvia 21.1% por debajo del promedio. Esta situación ha intensificado la crisis alimentaria, afectando gravemente a estados como el nuestro, donde la sequía ha perjudicado a varios municipios, causando escasez de agua en embalses y pozos.
El cambio climático impacta directamente la agricultura, una de las principales actividades económicas del Estado. En 2024, la producción de granos, especialmente maíz, ha sido gravemente afectada a nivel nacional y en Sonora la situación no es diferente, durante el primer semestre del año, la producción de maíz se redujo en un 60%. Con estas cifras es fácil observar que el cambio climático amenaza la seguridad alimentaria con una notable disminución en la producción agrícola
Las sequías prolongadas y las temperaturas extremas reducen la disponibilidad de agua, agravando aún más la situación en un estado desértico como Sonora. Esto afecta cultivos como el maíz y el trigo, limitando la oferta de alimentos, incluidos elementos tan básicos de nuestra cocina como lo son la tortilla y el pan. Esto desencadena en un aumento de precios, afectando principalmente a las personas de escasos recursos. Además, la agricultura, que por su parte ya lucha con recursos limitados, se encuentra ahora en una posición aún más vulnerable.
En términos de infraestructura, el INEGI señala que la mayoría de los sistemas de riego en México y Sonora funcionan por gravedad, un método más económico, pero menos eficiente en el uso de agua comparado con el riego por goteo. Esta ineficiencia en el uso del agua, destacada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), agrava la crisis alimentaria, especialmente en un contexto de escasez de agua.
La situación actual requiere una acción gubernamental más robusta y eficaz para mitigar los efectos del cambio climático y asegurar el suministro de alimentos. Las autoridades deben invertir en infraestructura, como sistemas de riego eficientes y mercados locales, que faciliten el acceso a alimentos frescos y económicos. Así como fortalecer las políticas públicas que promuevan el acceso a alimentos asequibles y de calidad, especialmente para las comunidades más vulnerables.
A pesar de estos desafíos, existen diversas iniciativas y estrategias que pueden mejorar la seguridad alimentaria en Sonora. La promoción de la agricultura urbana y periurbana es una de ellas. Los huertos comunitarios y familiares no solo proporcionan alimentos frescos y saludables, sino que también fomentan la autosuficiencia y la resiliencia comunitaria.
La seguridad alimentaria en Sonora requiere un enfoque colaborativo y participativo, donde se implementen estrategias sostenibles que aborden tanto la producción como el acceso alimentos nutritivos. Solo así se podrá garantizar que todas las personas tengan acceso a los alimentos necesarios para una vida saludable y productiva.
La autora es Maestra en Ciencias, Desarrolladora de proyectos sociales de seguridad alimentaria, nutrición y desarrollo comunitario e integrante de la Red HCV.
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