Adolescencia y salud mental: Importancia de su cuidado

Por:  Berenice Domínguez Olmedo

La adolescencia es la etapa en donde inicia un período de auto descubrimiento y necesidad por definir nuestra identidad. Según la OMS la adolescencia transcurre entre los 10 y 19 años, siendo la etapa temprana a partir de los 12 y la tardía a inicios de los 15 años.

Se sabe que la adolescencia es considerada un período en donde el individuo se encuentra expuesto a cambios fisiológicos, hormonales, emocionales y sociales. Además, en este lapso también se experimentan: sensaciones, situaciones y problemáticas propias de la edad a las que se deben hacer frente por primera vez.

En general, esta etapa suele contemplar distintas aristas, y si a esto le sumamos los factores de riesgo a los que muchos jóvenes están expuestos como: la pobreza, malos tratos, violencia familiar, violencia comunitaria, relaciones de pareja disfuncionales y crecer en un ambiente vulnerable, esto les representa una alta probabilidad de desarrollar un problema de salud mental.

Dentro de los principales detonantes de algún padecimiento se encuentran: la presión por pertenecer o encajar en un grupo de amistad, sobre carga de información de redes sociales, descubrimiento de la orientación e identidad sexual, acoso escolar, problemas de pareja entre los padres o tutores, experiencias iniciales de enamoramiento, presión social para el inicio de la sexualidad y frustraciones por las “expectativas” a cumplir según su estructura familiar.

Estos factores detonan en los jóvenes principalmente problemas de ansiedad, estrés, depresión, duelos, trastornos de la conducta alimentaria, autolesiones, consumo de sustancias, trastornos de personalidad, trastornos del sueño y en ocasiones ideación suicida. Es importante comentar que a nivel mundial uno de cada 7 jóvenes padece algún trastorno mental y que el suicidio es la cuarta causa de muerte en los adolescentes, según datos de la Organización Mundial de la Salud en el 2022.  

Si hablamos de nuestro país se estima que en México entre el 10% y 20% de los jóvenes experimentan problemas de salud mental, los cuales con frecuencia no son diagnosticados ni tratados adecuadamente y a tiempo. Lo anterior se debe frecuentemente a la falta de recursos económicos para recibir esta atención de manera particular o bien por la falta de espacios públicos que cuenten con disponibilidad de espacios para acceder a este servicio de manera económica y a corto plazo.

Sin embargo, la gran pregunta que algunos científicos y psicólogos se hacen es ¿por qué sucede esto? ¿la vida es más dura que antes? Algunas de las respuestas que se dan en la actualidad, pensando principalmente en aquellos jóvenes que viven con mayor exclusión social, es que los últimos eventos trascendentales en nuestra historia como humanidad, como lo fue la pandemia, fungieron como parteaguas en el deterioro de la salud mental de niños y jóvenes, pues limitaron de forma extrema el contacto social, lo que tuvo un impacto directo en esta etapa del desarrollo y al momento de regresar a los entornos y dinámicas sociales correspondientes, generaron un gran descontrol y desfase, detonando de manera exponencial los problemas de salud mental.

Como adultos que estamos en contacto con jóvenes ¿cómo podemos acompañarlos y trabajar para mejorar su salud mental?

  • Promover relaciones positivas y saludables.
  • Escucha activa.
  • Acompañar sin juzgar.
  • Gestionar el acceso que tienen a redes sociales, así como sus contenidos.
  • Generar un ambiente de confianza y respeto.
  • Promover una buena calidad de sueño.
  • Buscar ayuda profesional cuando así se requiera.
  • Mantenerse en constante alerta ante cualquier cambio de comportamiento, rutinas, amistades o bien en la personalidad.

Hoy más que nunca es importante visibilizar la importancia de una sociedad con una buena salud mental. Levantemos la voz y denunciemos que faltan políticas sociales en las que se priorice la salud mental de las personas, facilitando así el acceso a un buen profesional que acompañe a nuestros jóvenes en su tránsito a la vida adulta.

Actuemos para bajar estas cifras y prevenir el suicidio, hablemos de él (y de otras problemáticas de salud mental) y evitemos que se convierta en un tabú, en un agujero en donde los jóvenes tienen la sensación de no poder salir.

“Cuando ya no podemos cambiar una situación, nos encontramos ante el desafío de cambiarnos a nosotros mismos”

-Viktor Frankl-

La autora es psicóloga, gestora social comunitaria, coordinadora de Fundación Don Jorge Aguilar Heredia AC e integrante de la RedHCV. Correo: berenice.dominguez.olmedo@gmail.com

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