Sociedad civil, ¿contrapeso en Sonora?
En Sonora y especialmente en Hermosillo, contamos con organizaciones ciudadanas, académicos, periodistas y diversos actores sociales con gran capacidad para el monitoreo y análisis de políticas públicas.
A través de diversos espacios, sus aportaciones contribuyen a politizar una diversidad de temas relevantes para la sociedad, sin embargo, ¿inciden estas acciones en un mejor desempeño gubernamental?
La reflexión de líderes ciudadanos apunta a que aún hay camino por recorrer.
El pasado jueves 6 de junio, El Colegio de Sonora y Hermosillo ¿Cómo Vamos? organizaron el conversatorio “Sociedad Civil y Evaluación de Políticas Públicas: Experiencias, Técnicas y Desafíos”, que tuvo como objetivo habilitar un espacio para el intercambio de ideas y conocimientos que ayuden a fortalecer las capacidades para la evaluación, desde la ciudadanía, del impacto de las intervenciones gubernamentales.
Se tuvo como expositores a representantes de tres sectores sociales: el doctor Víctor Peña Mancillas, de El Colegio de Sonora, aportando la visión académica; Alfonso López, de Vigilantes del Transporte, hablando desde la perspectiva de las organizaciones ciudadanas; y Luis Alberto Medida, de Proyecto Puente, con su experiencia en medios de comunicación y el análisis político.
Se contó con una diversidad de asistentes quienes, gracias a sus valiosas intervenciones, terminaron de configurar un evento muy pertinente para la reflexión sobre nuestra capacidad para establecer contrapesos ciudadanos.
A partir de la participación de los expositores y asistentes que intervinieron, comparto una lectura de los principales retos y oportunidades que se visualizan sobre nuestra capacidad para incidir en el desempeño gubernamental.
Sociedad civil desarticulada. Se visualiza una sociedad civil desarticulada, sin mecanismos de colaboración consolidados y con esfuerzos dispersos.
Uno de los factores que limitan la capacidad de coordinarse desde la ciudadanía es la existencia de incentivos “perversos” o desincentivos. Un ejemplo lo vemos en el ámbito académico, en donde los investigadores encuentran su fuente de subsistencia en la generación de conocimiento científico que no necesariamente se relaciona a la evaluación de las intervenciones gubernamentales.
Universidades y Centros de Investigación como catalizadores de la evaluación ciudadana. Se concibe a las instituciones de educación superior como espacios con gran potencial para albergar “observatorios” ciudadanos con herramientas y técnicas para evaluar de manera rigurosa la calidad e impacto de las políticas públicas.
Si bien existen casos destacados en Sonora sobre este modelo, la percepción es que nuestras instituciones pueden avanzar más en el tema.
Organismos autónomos no son sinónimo de contrapeso. En los últimos años, la configuración de organismos autónomos ha sido una alternativa para la atención de exigencias por parte de la sociedad.
Se abordó el caso de los sistemas anticorrupción, en donde las intervenciones señalaron la falta de cumplimiento a las expectativas de la ciudadanía.
Si bien resulta pertinente discutir las limitaciones de estos diseños institucionales complejos, las conclusiones indican que las estrategias de incidencia ciudadana no necesariamente tienen que ser por esa vía.
Profesionalización de la sociedad civil organizada. Para consolidar organizaciones formales que evalúen el desempeño gubernamental e incidan en políticas públicas más eficientes se requiere de su profesionalización.
Esto significa transitar del voluntariado a la formalidad, en donde las personas que se desempeñan en dichas organizaciones laboren de manera permanente y remunerada. En este segmento, resulta muy importante el involucramiento de empresarios que se sumen como actores activos del fortalecimiento ciudadano.
Espacios de vinculación ciudadana. La alternativa a la desarticulación que se visualiza entre organizaciones ciudadanas y actores sociales es la habilitación de espacios para el diálogo y deliberación de los problemas públicos.
Existen una gran diversidad de opciones como son los comités vecinales, foros, congresos, conversatorios, mesas de trabajo, plataformas tecnológicas, entre otras que, como ciudadanía, podemos explorar para sumar esfuerzos que ayuden a resolver nuestros principales desafíos para el desarrollo.
Agenda común. Retomando la intervención en el evento de Omar Balderrama, director de Amor y Convicción, existen problemas que, por su magnitud e impacto, superan nuestras diferencias ideológicas.
Estos temas pueden convertirse en punto de sinergia para encausar grandes esfuerzos colectivos que permitan impulsar políticas públicas más efectivas y un mejor desempeño de nuestros gobiernos.
Algunos de los temas que justifican la pertinencia de una agenda común son la seguridad, las adicciones, la movilidad, el desarrollo sustentable y medio ambiente, el combate a la desigualdad y acceso a oportunidades, entre otros.
En síntesis, el panorama no es totalmente adverso. Tenemos ciudadanía capacitada para analizar con rigurosidad las acciones de política pública y también dispuesta a participar en acciones que incidan en un mejor desempeño de nuestros gobiernos.
Todo indica que el reto ahora consiste en lograr una articulación, a través de la habilitación de diversos espacios de vinculación ciudadana, que nos ayude a complementar nuestras capacidades, consolidar contrapesos que eleven el nivel de exigencia hacia nuestras autoridades y construir una agenda común que nos convierta en actores activos de nuestro propio desarrollo.